Gemebundo

Jorge Muñoz

Los gélidos dientes del silencio

retozan

en módicos jaleos,

hay ecos

que cuajan en el infinito;

el féretro basement

luce incandescente

como una ciudad agazapada;

fugitivo

entre sombras y penumbras

circundo paredes

curtiendo ladrillos;

en vano

he intentado

dialogar

con ciertas cucarachas

de grandeza ermitaña

--ellas no oyen a quienes están solos--

desde

el otro lado de la puerta

los casuales huéspedes

han muerto de frío;

alguien extraño

impulsa un gemido

de un toque

quedo a la deriva...